jueves, 30 de octubre de 2008

LA HISTORIA DE LA SIRENA VARADA

Por María José Cumplido

(colaboración desde Chile)

El mar bravo trajo una sirena a las playas de un pueblo un tanto perdido, olvidado en la polvareda que causa la ausencia total de recuerdos; allí varó. Llegó en una ola brillante que la empujó con delicadeza, depositándola con sutil belleza en la playa. La ola amaba a la sirena. El mar entero amaba a la sirena.

Pasaron los días en aquella playa grisácea y carente de contacto humano, hasta que pasó por allí una joven. Nunca pasaba por allí, no le gustaba lo gris de la playa, pero vaya uno a saber por qué decidió cambiar de ruta. Algunas personas lo llaman destino, yo prefiero decir que es la magia que producen las sirenas. Y en su caminar la miró directamente a los ojos, y desde ese mismo momento no pudo dejar de observarla.

Eso es lo más bello de la belleza, que cuando uno se la topa, no puede dejar de observarla: es eterna.

Y se quedó ahí horas, días e incluso meses. No se movió ni le dirigió la palabra, sólo miraba a la sirena y la repasaba cuidadosamente de cola a cabeza. Hasta que la sirena comenzó a sentirse observada, y se puso nerviosa.

Oye, ¿qué te pasa? ¿Por qué me miras tanto?

emm… no lo sé, supongo que es porque nunca había visto una sirena.

Y la sirena encontró que era un buen argumento y se quedó callada. Permitió que la mirara por unos meses más. Hasta que tanto aburrimiento la mató. Y junto a ella murió su singular belleza. La joven ya no quiso mirar un cadáver de sirena, porque ya no le parecía hermosa ni motivante.

Días después la joven entendió todo. No puedes mirar la magia de lejos, tienes que introducirla a tu vida y vivir con ella. No importa cuán absurdo pueda sonar, pero es verdad. Al menos, a mí me ha funcionado.

Y soy muy amiga de la sirena.


MARÍA JOSÉ CUMPLIDO

Santiago de Chile, 1988. Vive su infancia plagada de lecturas, influenciada por sus abuelos y otros parientes adictos al hábito de leer.

Actualmente es estudiante de Historia en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Persiste en su afán de convertirse en algo parecido a una escritora, o en su defecto, seguir escribiendo.

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